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  • Foto del escritorPiprex

Leyenda: "Las niñas bajo tierra"


Trabajo realizado por:


Giorgia Ferrante (Piprex)

Paride Acierno (Diva)

Dalila Aiello (Daliletta)

Sara Bauccio (Nina)


***

Andaba por las calles de mi ciudad,Navarra; estaban vacías, desiertas, solo se oía el eco de mis pasos cada vez más forzado. Era una noche fría y con niebla, y el viento me dio una sensación de libertad que nunca había sentido. Podía oír el crujido de las hojas al posarse con gracia en el suelo y la luna iluminaba el paisaje otoñal que yo admiraba intensamente. De repente, esta vista silenciosa se vio interrumpida por la llegada de una bandada de cuervos negros, que me recordó una historia sobre brujas que me había contado un viejo amigo.


***

Era una mañana fría en Navarra y cuatro niñas se habían reunido con sus familias para celebrar la Pascua. Soleil, una niña estadounidense, había invitado a sus amigas a jugar con ella en la búsqueda de huevos que preparaba cada año por tradición. Cuando comenzó la búsqueda, las cuatro se adentraron en el bosque, la Selva de Irati, y ansiosos por llevarse a casa su cesta llena de huevos de colores, se separaron. Empezaron a buscar huevos por todo el bosque, entre los árboles de cerezas, en las madrigueras de los conejos e incluso en los nidos de los pájaros. De repente, mientras Paula buscaba su deseada recompensa, encontró un misterioso objeto en las ramas de un árbol de manzanas que no lograba identificar; así que, deseosa de averiguar qué se escondía tras el desconocido colgante, comenzó a buscar a sus compañeras.


Cuando las cuatro niñas se reunieron, empezaron a contar los huevos que habían encontrado, pero Paula, después de contar los suyos, sacó del fondo de la cesta el colgante que había encontrado en el bosque y todas se preguntaban cuál era el origen del talismán. Curiosas por admirar el gran descubrimiento, las cuatro se acercaron al precioso objeto que Paula tenía en sus manos, y de repente se vieron arrolladas por una bandada de espantosos y rápidos cuervos negros que con sus puntiagudos picos empezaron a pellizcar a las niñas insistentemente, y en particular sus ojos, que empezaron a sangrar abundantemente, tanto que las niñas se desmayaron por el dolor y la excesiva pérdida de sangre.


Después de diez horas...


La oscuridad cayó sobre el bosque y este se volvió cada vez más tenebroso, acompañado por los aullidos de los lobos que se dirigían amenazantes y con paso rápido hacia el árbol que esa misma noche albergaba a cuatro jóvenes, que no sabían a qué se iban a enfrentar. De repente, el sonido impetuoso de un trueno despertó a una de las cuatro chicas, Paula, que muy lentamente trató de dilatar sus ojos aún doloridos e impregnados de sangre. Intentó levantarse lentamente del suelo, pero su fuerza física era tan débil que fracasó y cayó de nuevo al suelo extrañamente blando. De hecho, cuando Paula sintió que el suelo que pisaba era suave, se dio cuenta de que estaba sobre una alfombra de ojos, huesos y pelo. Inmediatamente despertó a sus compañeras, que aún se tambaleaban por la terrible pesadilla que habían vivido; así que cuando ellas vieron la espantosa escena que tenían ante sus ojos, empezaron a gritar incesantemente pidiendo ayuda.


De improviso, el nogal que tenían a sus pies produjo un fuerte estruendo y de sus ramas descendieron cientos de cadáveres de niños sin ojos, sin pelo y partidos en dos; una escena que dejó a las cuatro niñas atónitas. Muy aterrorizadas, corrieron tan rápido como pudieron, pero de pronto las raíces del nogal salieron rápidamente y comenzaron a apretar los tobillos de las chicas, que se pusieron morados por la excesiva fuerza ejercida. Soleil, Paula, Beatriz y Verónica fueron engullidas por las raíces, cayeron en la oscura cueva y atravesaron el suelo húmedo y fangoso.

Una vez allí, se adentraron en esta misteriosa y espeluznante cueva donde encontraron una multitud de insectos y animales, como murciélagos, cucarachas, tarántulas, gusanos y ratones.


La más valiente del grupo, Paula, decidió guiar a sus compañeras que estaban desesperadas porque querían volver a aquella alegre mañana de Pascua. Así que las cuatro chicas caminaban en fila india porque el camino que recorrían era muy estrecho y lúgubre.


Soleil, la más terca del grupo, se quedó atrás y quiso a toda costa buscar una salida, aunque no entendía que, al haber sido tragada por la tierra, no había forma de volver a subir; así que, cuando llegaron frente a un cruce, las otras tres chicas se fueron por la derecha y Soleil eligió la izquierda. Una vez dentro, no pudo hacer más de un paso que un grupo de serpientes se acercó amenazadoramente a la chica, que permaneció inmóvil. Las serpientes empezaron a subir por su cuerpo muy lentamente: una le agarró la muñeca derecha, la otra la izquierda, otra serpiente le agarró los tobillos y la última empezó a apretarle el cuello con tanta fuerza que Soleil ni siquiera tenía fuerzas para pronunciar palabras de ayuda. Su más mínimo movimiento hacía agitar a las serpientes, que empezaron a apretar cada vez más fuerte; pero como ella era terca, con un movimiento decisivo consiguió deshacerse de la serpiente que le sujetaba los tobillos, pero provocó la ira de la que le rodeaba el cuello. La serpiente comenzó a rodear el cuello de la pobre Soleil cada vez con más energía, hasta el punto de reventar la cabeza de la chica, provocando así su muerte.


Mientras tanto, Paula, Beatriz y Verónica oyeron ese estallido desde lejos y cuando se giraron vieron que Soleil no estaba detrás de ellas; así que empezaron a llamarla pero sin recibir respuesta y cuando intentaron volver atrás, el paso estaba bloqueado por una valla de hierro. Lo único que les quedaba a las cuatro chicas era continuar el camino nefando que las habría llevado a desafíos aún más difíciles.


Después haber caminado más de dos horas, las chicas empezaron a tener hambre y justo en ese momento vieron una rendija de luz y con él un extraño olor de carne. De repente comenzaron a correr lo más rápido que pudieron y llegaron a una gran habitación que estaba aún más sucia que la de antes. Lo que sorprendió a las chicas fue la presencia de tres mujeres muy viejas sentadas alrededor de una hoguera. Las mujeres tenían la espalda muy encorvada, el pelo blanco, arrugas pronunciadas en la cara y una nariz muy marcada. Paula se dio cuenta de que estaban comiendo carne, probablemente de cerdo, y se acercó a comer un poco.


La mujer saludó a las tres chicas con mucho cariño y les dijo:


"Queridas chicas, por favor tomen lo que deseen".


Paula, Beatriz y Verónica, sorprendidas por la extraña situación, respondieron:


"¿Quién es usted? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Y cómo habéis consiguido esta carne? ¿Dónde están esos animales?”


"Esta es una carne especial que hacemos con nuestras propias manos y con la ayuda de muchos niños.”


Entonces las tres chicas pidieron información sobre Soleil, que había desaparecido unas horas antes:

"¿Por casualidad conoces a nuestra amiga Soleil? Tiene el pelo rubio y los ojos verdes y llevaba una camisa azul".


Las mujeres, que sabían lo que le había ocurrido a la joven, respondieron:


"Por supuesto que la vimos, está más allá de esa puerta".


Así que Paula, Beatriz y Verónica se dirigieron a la puerta indicada por las tres mujeres, pero cuando pisaron el umbral, un centenar de cabezas empezaron a caer del techo y la sangre de cada una de ellas salpicó por todas partes, incluidas las tres jóvenes. Pero el clímax llegó cuando una cabeza conocida, la de Soleil, cayó del techo justo delante de sus ojos.


Entonces las tres chicas se volvieron para buscar una ruta de escape, pero una vez que se dieron la vuelta encontraron a las tres brujas detrás de ellas, que las capturaron y las llevaron dentro de sacos llenos de órganos y ojos humanos mezclados con larvas y ratones. En este momento, las jóvenes fueron llevadas a una sala donde había muchas mujeres repitiendo una fórmula satánica y a punto de realizar un sacrificio. Las tres chicas fueron arrojadas sobre una tabla de madera y comenzaron a llorar, sabiendo que ese era su fin.


Las brujas comenzaron este sacrificio abriendo los cuerpos de Paula, Beatriz y Verónica en campo abierto y les arrancaron no sólo los ojos de la cara sino también órganos como el corazón, el hígado y el cerebro. Las tres pobres muchachas murieron y se unieron con sus almas a la amiga Soleil que habían perdido al principio de su viaje.


***

Esta macabra leyenda que me contaron tiene una evolución en la actualidad ya que se dice que en la noche del día de Pascua cuatro niñas, cada una de ellas sin ojos ni pelo, se pasean por el nogal de la Selva de Irati.

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