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Jugando con la historia: Juana la loca



Si Juana La Loca descubriera los planes de Felipe El Guapo y de Fernando de Aragón,¿qué es lo que haría?, ¿cómo cambiarían los hechos históricos?

* * *


Vittoria Parisi

4^BL

A.S. 2021-2022


Me gustaría, con este texto, dar otra posibilidad a una mujer que fue encerrada sin razones, ya que su única culpa, digamos así, fue la de amar a un hombre que no la quería. Juana La Loca fue traicionada por su propia familia: era una mujer muy fuerte y valiente que, sin duda, habría cambiado la historia para siempre. Viajemos con nuestra mente, atrás y atrás hasta 1500: hay una mujer, Juana, conocida como “Juana La Loca”. ¿Estaba loca? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que a ella no le gustaba que su marido la traicionara con otras mujeres. Y se lo decía en la cara, sin dar importancia a estos inútiles papeles de la sociedad de aquel periodo: ¡qué mujer valiente! Juana, en realidad, fue víctima de pactos entre dos hombres (como siempre ha pasado en la historia) y su vida había sido arruinada para siempre. Su padre, Fernando de Aragón, y su marido, Felipe el guapo, la encerraron en el castillo de Tordesillas porque una mujer como ella era incómoda, sobre todo si estaba “loca”. Bueno, esta es la historia que conoce todo el mundo y yo, por ejemplo, la conozco porque a mi profesora de español le gustan estos cuentos (y a mí también). Lo que estoy intentando decir es: imagina si, un día, una mujer un poco rara, alquimista y pagana también, lograra entrar en el castillo de Tordesillas, robar la ropa de la criada de Juana y hablar con la reina. Esta mujer se llama Artemisa, tiene 24 años, y vive escondiéndose porque a las personas no les gusta mucho lo que hace. Dicen que se ocupa de magia oculta... Un día, mientras estaba en una tienda de ropa, Artemisa vio a dos hombres que hablaban en voz muy baja y se acercó para oír lo que decían: ¡alguien conspiraba contra la reina Juana! ¿Quién podría ser? ¡Su marido! Claro, no es fácil vivir con una mujer que te habla así porque no eres bastante listo para esconder tus amantes. Entonces, Artemisa se acercó más y le pidió a estos hombres si podían contar todo lo que sabían. Los dos eran personas un poquito raras, “colegas alquimistas” afortunadamente, y le contaron todos los planes de Felipe y Fernando.

Artemisa entonces se fue al Castillo Real y le dijo a unos criados que estaban sacando la basura, que era pobre y tenía hambre (¡empezó también a llorar para parecer más creíble!). Los criados le dieron un saco de basura donde había comida de las cocinas y, bueno, buscando en este saco, encontró un papel con un mensaje que decía: “Sigue traicionándola, la gente no quiere ser gobernada por una mujer (sobre todo si está loca)... ¡así puedes gobernar tú sin ella! Fernando”. Que este hombre era tonto ya se sabía: las personas listas no firman pactos prematrimoniales como él hizo con Isabel de Castilla. Incluso tenía que pedir permiso a su mujer para ir al baño... pero, ¡echar a la basura un papel tan importante! ¡Qué tonto! Bueno, ahora Artemisa tenía las pruebas que tanto buscaba y a escondidas se fue al castillo de Tordesillas. No tuvo muchos problemas: encontró a una criada, la mató, se puso su ropa y, tranquila, como si no hubiera matado a nadie dos minutos antes, entró. En las cocinas preparó la comida para Juana y después se fue a su habitación para dejarla allí. Claramente la comida era terrible: ¡no sabía cocinar para nada! Juana se dio cuenta de esto y quiso saber quién era. Artemisa no tenía mucho tiempo, le explicó la situación a Juana y le dijo que el día siguiente, de alguna manera, ella tenía que sabotear los planes de Felipe. Le entregó el papelito y Juana lo leyó. La reina no tenía miedo: ¡nunca en su vida había tenido esa sensación! El día siguiente se fue al Palacio donde Felipe iba a ser declarado el único Rey de España y se preparó para arruinarle la vida para siempre. Había muchísima gente: cuando Felipe entró, Juana se dirigió al centro de la habitación y empezó a contar todo lo que había pasado. Incluso enseñó el papel con la firma de su padre. La gente pensó que la reina tenía razón porque claramente todo tenía sentido y todo el mundo se dio cuenta de que en realidad los locos eran... ¡Felipe y Fernando! Después de todo eso, Felipe y Fernando fueron encerrados en el Castillo de Tordesillas, y Juana, querida por todo el pueblo, fue la primera mujer de toda la historia de España en gobernar sin marido. ¡Qué suerte!

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